Breviario de la Biosfera

Para que el viajero no se pierda en medio de lo grande, ponemos a su disposición un breviario de travesía que ayude a recorrer una y otra vez el enorme y denso mundo de las Reservas de la Biosfera de Asturias. El diccionario de la Real Academia Española dice que el breviario es “libro de memoria o de apuntamiento”, un apoyo para recordar lo esencial, las palabras claves que son el hilo secundario del que se tira para llegar al ovillo de lo fundamental: disfrutar de unos entornos naturales y humanos que son el resultado de siglos de convivencia entre las actividades de los asentamientos humanos  y la Naturaleza. Un breviario en cuatro palabras.

Memoria. Conjunto de señales que los colectivos humanos dejan en la historia y en la tierra por la que han pasado para que se de fe de su paso: cabañas, teitos, mazos, pesquerías, brañas, minas de oro, viñedos, ganaderías… Cada Reserva de la Biosfera  tiene las suyas propias, personales e intransferibles.

Experiencia. El viajero no se limita a ser espectador o pasajero porque la vida que le rodea es contagiosa y quiere participar en ella. Esta es la razón por la que el Club de Producto Reservas de la Biosfera de Asturias ofrece docenas de propuestas de actividad que cubren cualquier idea de cómo aprovechar el tiempo libre en medio de seis espacios reservados para otra forma de entender el ocio.

Naturaleza. Es el soporte milenario de las seis Reservas de la Biosfera de Asturias. Su techo está en los 2.650 metros del Torrecerredo, en medio de los Picos de Europa, y baja de escalón en escalón hasta meter los pies en la desembocadura del Eo, a orillas del Cantábrico. En cualquier punto cardinal limita con bosques, sendas, ríos y regatos, caminos perdidos, neveros silenciosos. Esta Naturaleza es atravesada por los vientos que bajan de la cordillera y los que suben del mar intercambiando entre sí olores a salitre y resina, a pan recién hecho y piezas recién pescadas, a hierro fundido por el ferreiro, a musgo del camino, a madera recién cortada, a vino nuevo…

Libertad. Con 3.794 kilómetros cuadrados abiertos al público todo el año, repartidos en espacios que van de una punta a otra de Asturias, el viajero encuentra de todo menos límites a sus ganas de ver, tocar, disfrutar, caminar o descansar la vista en lugares irrepetibles. Para que la travesía se haga más fácil un total de 155 empresas hoteleras y hosteleras, dedicadas al turismo de aventura, además de museos y centros de interpretación, llevan al visitante de la mano por un menú de sensaciones en el que el maridaje entre el hombre y la Naturaleza es apetecible para esta vez y para muchas más.

 

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