Berlín, Frankfurt o Munich son ciudades cosmopolitas que atraen por sus numerosas actividades culturales, artísticas y/o comerciales que las convierten en punto de destino de miles, o millones, de turistas.
Sin quitar valor a las grandes ciudades alemanas, vamos a viajar a una que tiene dos milenios de historia y que no desmerece en nada a las más populosas: Ratisbona, situada en el estado de Baviera, a poco más de 100 kilómetros de Munich.
Fundada por los romanos, alcanzó su máximo esplendor en la Edad Media. Su casco histórico, con un enorme patrimonio arquitectónico y artístico, es de los que mejor se conservan de esta época. Por esta razón fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Catedral y puente de piedra, lo más característico de la ciudad
El que esta ciudad no fuera destruida en la Segunda Guerra Mundial ha hecho que subsistan cientos de edificios, los cuales están protegidos por su valor monumental. Entre ellos no te pierdas la catedral de San Pedro. Construida en estilo gótico francés, destacan especialmente las magníficas vidrieras medievales que no dejan indiferente a nadie.
Muy característico de Ratisbona es también su espléndido puente de piedra sobre el Danubio. Considerado el más antiguo de Alemania en su estilo, su construcción finalizó en el siglo XII y se conserva prácticamente intacto. Muy cerca del puente puedes visitar la exposición permanente sobre la ciudad.
Otros monumentos que no hay que perderse son la Colegiata gótica de St. Johann y la histórica farmacia Adler Apotheke. Si te gusta la astronomía, disfrutarás enormemente visitando la casa conmemorativa de Johannes Kepler, quien vivió y murió en la ciudad.
Descubre el encanto de sus calles y plazas
Como en muchas otras ciudades centroeuropeas, los mercados han sido historia importante y algunos de ellos todavía se pueden visitar, como el Alter Kornmarkt (antiguo mercado de cereales), el Kohlenmarkt (de carbón) y el mercado del pescado.
Aún con numerosos edificios importantes, lo mejor de esta ciudad son sus calles y plazas; pasear sin rumbo por ellas observando todos sus detalles, asistir a conciertos de música antigua… Tendrás la sensación de haberte trasladado a los tiempos en los que fue el centro del Sacro Imperio Germánico. No sin razón fue conocida como la ciudad de los reyes y emperadores.
Ambiente universitario y comercial
Quizá pienses que Ratisbona es únicamente es cultura, historia y arte. No desesperes si lo que buscas es ocio y compras: es la ciudad alemana con más densidad de tabernas y además posee una intensa actividad comercial.
Su casco antiguo está repleto de restaurantes, bares y discotecas. Y es ciudad universitaria por lo que el ambiente nocturno está asegurado. En cuanto a compras, existe una gran variedad de tiendas, grandes y pequeñas, internacionales y locales. Muy importante: no te vayas sin comprar su famosa mostaza dulce.