Pompeya, más cerca que nunca del fin

Las ruinas de Pompeya son uno de los puntos más visitados de Italia. Miles de visitantes acuden atraídos por la curiosidad de ver los restos de una floreciente ciudad atrapados en la lava y detenidos para siempre en el tiempo un día del año 79 d.C.

Casi dos mil años han permanecido estos restos como un lienzo vivo de lo que era la vida en el imperio romano pero no fue hasta 1748 que fueron redescubiertos y tomados en cuenta como lo que realmente eran, una cruel y excepcional exposición del poder de la naturaleza, que de una forma retorcida nos había regalado un importantísimo documento histórico.

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Sin embargo, caso dos mil años después de la explosión del Vesubio, Pompeya parece realmente más cerca que nunca de su auténtico fin, acosada por derrumbes, falta de presupuesto para restauraciones y un deterioro que avanza a pasos agigantados.

La crisis ha hecho mella en esta ciudad

Italia ha sido uno de los países más castigados por la crisis económica. Los recortes a los que ha sido sometido han sido brutales. Estos han afectado a todas las áreas de la vida de sus ciudadanos, pero también a la conservación de sus restos históricos, tan abundantes y también tan importantes.

Los gobiernos circenses que ha tenido que sufrir este país han demostrado un desprecio absoluto por el impresionante legado cultural que poseen y las noticias sobre irreparables pérdidas, derrumbes y otros acontecimientos claramente evitables sobre los restos de Pompeya son ya demasiado habituales en las noticias de todo el mundo.

Amigos que han tenido la suerte de visitar el lugar comentan que es un auténtico caos, sin orden de ningún tipo y dónde los visitantes pueden llevar en sus mochilas todo tipo de piedras y de recuerdos sin control alguno. Y ese es el más pequeño de los males.

Y la camorra a la rapiña de los restos

Si bien la dejadez de los gobernantes es la principal responsable de que el fin de Pompeya esté a la vuelta de la esquina, sería injusto no mencionar que el paso del tiempo también ha hecho su trabajo.  Sin embargo es evidente que en los últimos años todo se nota mucho más, todo se acusa mucho más.

Mientras todo esto sucede, la camorra es quien realmente controla el despojos de lo que fueron unos restos arqueológicos únicos y saquean a sus anchas todo lo que puede ser vendido en los mercados más oscuros del comercio ilegal de arte y arqueología a nivel internacional.