Lo malo que tiene el norte de la Península Ibérica, sobre todo si hablamos de la Cornisa Cantábrica y de buena parte de Galicia es que, por mucho que quieran modernizar las carreteras, la orografía hace del viaje en coche una verdadera pesadilla para quien conduce.
La experiencia de viajar en coche desde, digamos, La Coruña hasta, por poner un destino atractivo de entre los muchos que tiene el Cantábrico, Bilbao, puede ser inolvidable para los pasajeros –si no son propensos al mareo- por los paisajes sobrecogedores. Y para el conductor por la sobrecogedora cantidad de curvas que tendrá que negociar, aun haciendo uso de una, cada vez más densa, red de autovías.
De todos modos, vamos a viajar. Y a hacerlo en sentido inverso: en lugar de irnos desde la ciudad gallega a la vasca, nos vamos a ir desde el País Vasco hasta Galicia. Por nada en especial, es que tenemos un antojo de pulpo. Además, como tenemos una semanita, nos vamos a comer unas zamburiñas, una empanada y a bebernos la mitad de la producción de la Ribeira Sacra.
Ahorrarnos una paliza al volante
Pero (siempre hay un pero), como ya hemos dicho, no queremos darnos la paliza de llevar el coche. Solución: como en barco íbamos a tardar demasiado, nos vamos en avión. Pero (sí: otro pero) vivimos a unos kilómetros del aeropuerto –como cincuenta, más o menos- y tenemos que acercarnos en coche.
Hala. A buscar un sitio donde poder aparcar o a someternos a las tasas de aparcamiento del aeropuerto, que, con un poco más, nos va a suponer duplicar el precio del viaje (exageramos para que se nos entienda).
Opciones no del todo buenas
En el primero de los casos, dejar el coche fuera del parking del aeropuerto de Bilbao, supone el riesgo –no tiene por qué ocurrir, pero la posibilidad está ahí- de que el coche se vea afectado por la acción de ladrones, vándalos o cualquier otro problema derivado de que “duerma” en la calle. Además, lo de encontrar un sitio donde aparcar, gratis o barato, cerca del aeropuerto es una tarea, en el mejor de los casos, complicada.
El plan B, el del parking de AENA, no es malo, siempre y cuando estemos dispuestos a pagar siete días de parking, que no tienen por qué salir excesivamente caros, pero que ofrecen un servicio consistente en llega-deja el coche-vete-regresa-recoge el coche-paga. El precio, desde el 7 de abril hasta el 14 de abril (hemos elegido estos dos días al azar) es de 63 a 350 euros.
El plan C
Menos mal que siempre existe un plan C. Y, como casi siempre, ese plan consiste en estar informado: hemos estado buscando y rebuscando, hemos dado con una página, eaasyparkbilbao.com que nos ofrece las mismas fechas (cierto: esta vez no las hemos elegido al azar) un parking en el aeropuerto de Bilbao por 49 euros.
Pero no es sólo eso: nos recogen y entregan el coche a pie de terminal en cinco minutos escasos. Además, por el mismo precio, le dan una limpieza al exterior. Tienes también la posibilidad de que te limpien el interior, rellenen el depósito, te lleven el coche al taller, te gestionen la ITV… ¡Qué barbaridad! Investigando, investigando, hemos encontrado que disponen de 400 plazas de bajo coste en las que custodian las 24 horas cualquier tipo de vehículo.
Sí, es posible: más por menos
Vamos a ver, que revisemos: un servicio más completo, con una cantidad de extras que sólo nos podíamos imaginar y a un precio que puede suponer un 14 por ciento del que te ofrece AENA…
El único motivo por el que pueden tener una plaza libre algún día de estos es porque alguien cancele una reserva a última hora. Y hasta eso es improbable, de modo que vamos a ir buscando un sitio que no esté demasiado lejos del aeropuerto para dejar el coche. Bueno: por si acaso, vamos a llamar por teléfono, a ver si hay suerte.